La pasión es visceral.
Quema y desintegra los huesos hasta salir a borbotones por cada herida. Más aún, el deseo por alguien. No, la necesidad. Siempre ha sido hambre. La humanidad entera ha nacido con un terror intrínseco a la inanición.
Entonces comienza la búsqueda de un alguien. La necedad nos ha hecho querer algo más que la carne; el sentimentalismo nos ha arruinado. Una vez encontrada la persona, hay que estar juntos. Hay que estar más y más cerca, a besos, abrazos, sexo, mordidas. Diseccionar cada parte y entregarla. Saborear cada órgano recibido.
Finalmente el hambre será saciada.
Tengo 21 años. Escribo desde que tengo memoria, principalmente poesía y narrativa. Con orgullo desde Guadalajara, Jalisco.